Quien aún no lo supiera, el normcore es la excusa del verano. Del verano y de lo que llevamos de año. Y me preocupa, aunque ya esta muerto.
La antitendencia como tendencia, que es como los especialistas han definido a esta nueva moda, era la respuesta de esperar tras la época de exceso y rimbombancia fashionista que hemos visto reflejada en el streetstyle imperante, con Anna dello Russo a la cabeza. Y nos hemos cansado.
La antitendencia como tendencia, que es como los especialistas han definido a esta nueva moda, era la respuesta de esperar tras la época de exceso y rimbombancia fashionista que hemos visto reflejada en el streetstyle imperante, con Anna dello Russo a la cabeza. Y nos hemos cansado.
Ahora se lleva lo cómodo. O lo que parece cómodo. Pensemos en las voguettes parisinas, las que les queda bien "cualquier cosa que se pongan"; las del pantalón slim, que no skinny, y zapato que no escala más allá de los tres centímetros, cuando no permanece pegado al suelo. Camiseta, americana remangada y a la guerra de las mil gestiones con carrera entre desfiles incluida (la cual se hace más llevadera con las ya más que aceptadas zapatillas).
En resumidas cuentas, vuelve todo lo que nos había horrorizado hasta ahora, lo antagónico a lo aceptado comúnmente hasta hoy, "lo primero que he pillado del fondo del armario": la camiseta amplia con logotipos icónocos (atención al Curro de la Expo del 92, a Jurassic Park o a Fruit of the Loom), los vaqueros rectos con los que antes nos veíamos "gordos" y la comodidad a los pies, cortesía de unas Adidas Stan Smith, lo último en running (que se vea que corremos entre gestión y gestión, porque lo del postureo se queda) o las nuevamente codiciadas Birkenstock.
Ahora bien, señoras y señores, la cuestión esencial aquí es parecer, aparentar, hacer como que esto sale natural, porque no hay nada más natural que lo que surge de nuestra propia normalidad, y, en definitiva, no darle mucha importancia a esto de la moda. Cuestión que muchos han utilizado como excusa cuando se han quedado dormidos y se visten en cinco minutos con los ojos cerrados, por ejemplo, y la correncia de la han olvidado junto al cargador del móvil en el cajón de la mesilla.
"Esto es normcore" se ha convertido en la frase favorita de muchos, pero la realidad es que este look, quizá mucho más difícil de alcanzar con éxito, está más estudiado que una partida de Risk. Un remangado, una combinación en blanco y negro, una sudadera con un corte determinado... Todo está pensado.
Aunque la apariencia sea de rala normalidad, la realidad es que la estrategia estilística se multiplica y se complica. Así que, ojo, que el normcore es como 'La bamba'. Además de peligroso, es un arma de doble filo que, por aquellos perezosos (que no feos) a los que se refería Mademoiselle Chanel, puede haber sufrido una muerte prematura a manos del mainstream. ¿Se ha agotado demasiado rápido la tendencia que parecía haber encontrado el balance perfecto entre la comodidad ansiada por muchos y la estudiada frivolidad que envuelve las fachadas de la moda?
Take care,
Javo