El segundo fin de semana de cada mes se configura en el Museo del Ferrocarril un plan que bien puede trasladarte a 1930, 1950 o a los mejores momentos de los 90’. Un mercadillo de ayer y de hoy al más puro estilo Brick Lane que nada tiene que envidiar a Candem. Y observar cómo eran por fuera y por dentro los trenes de Renfe es una experiencia añadida que no deja indiferente a ninguno de sus visitantes. Un must si hace sol y puedes comer fuera.
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Take care,
SiL