Desde hace tres veranos repito una pauta que, igual no es la adecuada (ya que el pelo, dicen, se estropea más si lo tiñes antes de la playa), pero como en aquel principio me gustó el resultado, he reincidido.
Esta historia comienza un estío en el que me aburría y bajé a la peluquería de al lado de mi casa a cortarme las puntas (antes de conocer a Cedric iba ahí). Las "mechas californianas" estaban en auge y la peluquera me propuso ese cambio. Por probar dije "sí, quiero" y salí con California en mi pelo. Poco después me fui a la playa de vacaciones (ahá, a Valencia) y al volver, el tono se había aclarado alcanzando así un toque dorado-tostado que me hizo plantear el mismo proceso cada año. Desde entonces he llevado ese degradado que, por el tono de mi piel y la forma de mi cara, he decidido que me queda bien y cada verano antes de irme a la playa, retoco mis californianas (independientemente de que en invierno también lo haga).
Fue pues, no hace mucho, cuando se lanzó al mercado el tinte "Mechas Californianas" de la mano de L'Oreal, una manera fácil (y barata) de hacértelas tú misma. Hace poco vino Cris a casa para llevar a cabo el paso a paso de las instrucciones sobre mi pelo (yo soy nula).
El resultado me sigue pareciendo el gran acierto de la industria de la belleza del siglo XXI.
Me he fijado que ese ligero degradado, en un tono más claro, queda bien prácticamente a todas las mujeres, y llevarlo a la playa para que adopte el tono tostado de California es la mejor opción del 'cuento con final a elegir'. En septiembre visitamos a Cedric en clave de tijera y asunto solucionado.
Feliz #BeachTime.
Take care,
SiL